MARCO
TEÓRICO (FUNDAMENTACIÓN E INVESTIGACIÓN).
El peso que tiene la historia en la identidad de los pueblos, en su
dignidad y en su autoestima. Buscar las raíces ancestrales que unen a
los pueblos desde hace varios milenios. El conocimiento de las antiguas
culturas y de sus saberes ancestrales, ciertamente un instrumento
necesario para el desarrollo socioeconómico de cualquier nación del
mundo.
La cultura Mayo-Chinchipe, se extiende a lo largo de la cuenca
hidrográfica del mismo nombre, este ha despertado un interés
últimamente, y puede ser un factor decisivo en el desarrollo de las
actividades productivas relacionadas con el turismo comunitario que se
puede desarrollar en toda la región.
El
yacimiento arqueológico SANTA ANA-
FLORIDA fue uno de los principales asentamientos de una antigua cultura
precolombina, denominada MAYO CHINCHIPE, que se ubicó a lo largo de la cuenca
hidrográfica del mismo nombre. Su importancia radica en el hecho de que es la
primera cultura del período Formativo que se ha encontrado y el documento y documentado en la ceja de
montaña de sur de la Amazonía ecuatoriana.
La cultura
Mayo Chinchipe se extiende a lo largo de
la cuenca del rio Mayo Chinchipe hasta su confluencia con el Marañón, a más de
su notable antigüedad, el factor más importante es participación en una red de
interrelaciones entre la costa Pacífica, la sierra y las tierras bajas de la Amazonía.
Estas
interrelaciones se dieron en lo que hoy es el Sur del Ecuador y el Norte del Perú, con ejes de
comunicación tanto del norte como del
sur, como transversales e interregionales.
Entre los
vestigios encontrados en la región, el
arte lapidario parece caracterizar a la cultura material de esta época. La
presencia de recipientes de piedra, finalmente pulidos ha sido constatado a lo
largo de la cuenca amplia del río Chinchipe. Estos recipientes platos y cuencos de distintos tamaños han
sido elaborados con piedras de orígenes diversos. Esto material ha sido
escogido para transmitir mensajes
simbólicos a través de una iconografía compleja.
El
reconocimiento arqueológico regional ha demostrado que los recipientes de piedra pulida
aparecen a lo largo de un corredor natural, formado por la cuenca del sistema
fluvial Mayo-Chinchipe, en el lado oriental (casi amazónico) de los Andes. Las evidencias aparecen desde
las cabeceras del Chinchipe, cerca de la población de Valladolid; las cercanías
del pueblo Lojano de Amaluza; y el entorno limítrofe de Zumba desde San Ignacio
y Jaén hasta la desembocadura de este río en el Marañón, cerca de Bargua.
No
obstante, el yacimiento fue descubierto accidentalmente hacia el año 1997,
cuando el Consejo Provincial abrió una vía secundaria para unir la carretera
principal (Valladolid Palanda) con otra que se dirigía hacia San Francisco del
Vergel. En ese entonces la maquinaria corto el camino a través de una terraza
ondulada, que bajaba hacia la margen del río
Valladolid para cruzarlo con un puente. El primer encuentro con esta cultura
fue entonces fortuito (accidental), pero no trascendió a la comunidad porque
desgraciadamente, no se reconoció su valor y no se dio aviso a las autoridades
competentes. Si bien se rescataron varios objetos arqueológicos, éstos no fueron registrados ni entregados al
Instituyo nacional de patrimonio Cultural y por ello los historiadores
(arqueólogos) no tuvieron conocimiento de su Hallazgo o de su importancia. Esta
situación cambió a partir del año 2002, en que los arqueólogos redescubrieron
el sitio y comenzaron a estudiar sus vestigios. Desde entonces se ha sacado
mucha información que hoy se transmite a la comunidad y en especial a los
visitantes del yacimiento.
Los
arqueólogos son historiadores, que deben estudiar los modos de vida de los
antiguos pobladores, a partir de los vestigios (restos materiales9 que han
logrado sobrevivir al paso del tiempo y que son encontrados en su contexto
original (el sitio arqueológico). Los arqueólogos investigan y describen los
hechos históricos que nunca fueron registrados mediante una escritura formal.
Por ello deben leer la antigua historia en huellas de las acciones del hombre
que se encuentra inmerso en el paisaje y, a menudo, que se mantienen enterradas en el subsuelo.
En el sitio
Santa Ana –La Florida los arqueólogos han podido sacar a la luz los restos de
una antigua aldea (poblado pequeño) que se asentó sobre una terraza ubicada en
la margen occidental del río Valladolid. La terraza se encuentra al fondo de un
valle fluvial (cortado y formado por el paso del río Valladolid) y está rodeada
por altas colina que forman parte de dos cadenas montañosas, la Sabanilla y la
de Numbala. El sitio fue probablemente por varias razones: su contextura plana,
su visibilidad desde todos los lugares circundantes y por su cercanía a la
unión de dos ríos importantes: el Valladolid y el Palanda, que concluyen a poca
distancia del sitio. Su entorno geográfico (ecológico) es privilegiado, pues
dispone de pendientes y planicies bien irrigadas para la agricultura y tiene un
acceso fácil a los antiguas caminos que le rodean.
Esta idea de comunicación con la otra vida se ve
reiterada en el templo con la presencia de varias tumbas enterradas en el
subsuelo, o en el perimetro de esta edificacion de carácter religioso.
El trabajo cuidadoso de los arqueologos permitio
encontrar el sepulcro de uno (o varios) personaje(s) de esta antigua sociedad.
Aproximadamene a 1 m del altar- hoguera se encontro la entrada a una tumba de
pozo, cuya camara funeraria estaba a 2 m 30 de profundidad, con relacion al
piso del templo. La entra de la tumba tenia la forma de un pozo circular, con
las paredes revestidas de varias hileras de piedra que descendian a manera de
espiral. Desde la boca del pozo aparecio en el centro una serie de tres lajas
superpuestas, que habian sido erigidas, marcando el eje central del espiral. La
camara mortuoria ubicada al fondo tuvo una planta redonda. En ella se encontro
una serie de ofrendas dispuestas en semicirculo, probablemente alredeor del cuerpo
(s) del individuo (s) alli enterrado(s).
Desgraciadamente, la humedad y la acidez del suelo no
permitieron la buena conservacion de los restos organicos, por lo que solo se
pudo recuperar fragmentos pequeños de algunos huesos. Las ofrendas de
origen mineral, si se conservaron bien.
Se recuperaron asi tres botellas, dos tazones, una pequeña ollay un recipiente
curioso de ceramica. Se encontraron tambien tres platos y un mortero de piedra
pulida, asi como un centenar de cuentas de turquesa. Estas eran parte de
adornos corporales ue estaban cocidas a las vestimentas o quizas eran tambien
collares y pendientes.
Estos
elementos simbólicos siempre aparecen juntos, en la tumba de concha masculina
está físicamente presente, pero el elemento femenino esta representa en una de
las botellas de cerámica. La figura de las valvas de este crustáceo aparece
abierta en la base del recipiente, de estas sale una doble cara humana, que a
su vez lleva sobre su cabeza otras dos valvas a manera de casco o tocado.
Otras 4 tumbas han sido encontradas en el perimetro de
la terraza artificial, adyacente al templo. Todas estuvieron acompañadas de
algun tipo de ofrenda (ya sean platos de piedra pulida, recipientes de ceramica
o cuentas de turquesa) lo que sugiere la existencia de un cementerioo o
camposanto ubicado en el interior del perimetro del templo. Hasta la presente
fecha no se han encontrado tumbas, en ninguna otra parte del yacimiento. Esto
refuerza la idea de una organización simbolica del espacio sagrado, dando un
verdadero con tenido al termino “camposanto”. Las objetos encontrados dunrante
la construccion del camino ( decada de 1990) estuvieron depositados e tumbas
unbicadas en el perimetro accidental del templo, debajo de la parte arytificial
de la terraza. No se sabe axactamente cuantas inhumaciones fueron destruidas
por la maquina, pero la presencia de mas de una veintena de objetos de piedra
pulida sugiere la existencia de varias tumbas de importancia notable.
La
organización de la vida social del sitio
giro probablemente en torno de actividades de carácter ritual o sagrado, que
reunió en determinadas ocasiones a una buena parte de la población de toda la
región. Sin embargo, se piensa que en la aldea sirvió también como el área
residencial de una parte de la sociedad
que no se dedicaba únicamente a las tareas de subsistencia (agricultura,
casería, pesca, recolección de frutos), sino que quizás se dedicó también a
elaborar los productos especializados que se utilizaban en las ceremonias o
rituales. Es posible que hayan vivido allí alfareros, talladores de piedra,
tejedores especializados en telas finamente elaboradas y naturalmente los
personajes más relevantes de la sociedad los brujos-sacerdotes o curanderos
(yachas).
Los
arqueólogos hacen este tipo de supuestos
hipótesis e referencias en base a las evidencias que han encontrado en el
sitio, pero falta todavía mucho trabajo que permita comprobarlas. No se han
encontrado todavía los talleres donde se podían haber realizado estas actividades tampoco se han encontrado
basurales con desechos de las materias primas trabajadas o los hornos abiertos
o cerrados que pudieron haber servido a los alfareros. No obstante hay que
admitir que la mayor parte del yacimiento aún no ha sido excavado. La zona
intervenida han dado evidencias de que el área general del yacimiento
habitacional y ceremonial eran mantenidas particularmente limpias. No se han
encontrado todavía basureros dentro del contexto de las zonas trabajadas. El
único lugar donde apareció una acumulación de desechos habitacionales se ubicó
sobre el filo del barranco, la margen noroeste del rio Valladolid. Hay que
recordar que las condiciones naturales del medio no se prestan tampoco para la
buena conservación de los restos orgánicos por lo que los vestigios que se
encuentran en el sitio siempre serán una muestra poco representativa de las
actividades que se ejecutaron en aquel tiempo.
A pesar de
estas limitaciones se ha podido recabar una buena cantidad e información sobre
la vida doméstica de la aldea. Las casas que se encuentran agrupadas en torno a
la plaza, están representadas por construcciones de forma redonda, muchas de
las cuales presentan una cimentación compuesta por dos filas separadas de
piedras. Esto sugiere que las construcciones tenían probablemente dos espacios:
uno cerrado por paredes de bahareque y otro abierto en todo su entorno, donde
se podían realizar actividades bajo el techo de la misma estructura.
Esta
hipótesis ha encontrado sustento en el
hallazgo de dos instrumentos de trabajo (hachas de piedra) dispuestos en el
área exterior del primer círculo de dos estructuras diferentes.
Las casas
deben haber tenido mucha similitud con las chozas que se ven todavía en la
sierra, esto es, estructuras circulares con techos cónicos de hoja de palma. La
hipótesis de que las paredes eran hechas con barro batido, viene de las
abundantes evidencias de este material, que se encuentran en las áreas
circundantes a muchas de las estructuras expuestas. Por lo general, tienen un
diámetro que varía entre 5 y 10 m; en el interior, el suelo aparece endurecido
o con restos de un ligero empedrado. Como aún no se ha excavado plenamente el
interior de la mayoría de las estructuras, no se tiene todavía una información
adecuada de las actividades realizadas dentro de las casas.
La forma de
las estructuras sugiere además distintas funciones para los habitantes de las
mismas. Así por ejemplo, hay un par de estructuras ovaladas que tiene un
diámetro superior a las circulares. Una de estas tiene además, una evidencia curiosa que
todavía no ha podido ser interpretada. Se trata de un circulo de piedras (2,50m
de diámetro) que tiene en su interior una alineación de piedras en forma de de
cruz. Como esta estructura se encuentra inmediatamente adyacente al templo, se
puede suponer que en el residió algún personaje vinculado a las actividades
sagradas. Otra construcción tiene tres paredes circulares concéntricas (una
dentro de otra) que cuentan además con un casi un metro de alto, pero su
función es aún desconocida. Su presencia en la zona inmediata al templo,
sugiere también un destino especial.
En el
transcurso de los últimos 5000 años varias ocupaciones el sucedido en el
espacio del yacimiento. No se encontró todavía por qué feneció o se transformó la cultura Mayo Chinchipe.
Los últimos fechamientos de carbono 14 que se tienen para la ocupación de la
aldea original se sitúan hacia inicios de la era cristiana (hace unos 2000
años) pero el avance de la investigación puede demostrar todavía porque y
cuando decayó definitivamente el apogeo del sitio.
Se ha
podido establecer, que hubo un periodo largo de abonado y que fueron los
pueblos llamados Bracamoros (abuelos de los Shuar de la actualidad), los que se
asentaron en la terraza a partir del siglo x d. C. (hace unos 1100 años). Estos
habitantes, al parecer no tenían una afiliación directa a la sociedad Mayo
Chinchipe y desconocían la existencia de la antigua aldea. Sin embargo
aprovecharon muchas de las piedras que habían sido antiguamente parte de las
antiguas estructuras habitacionales, para acomodar su espacio habitacional. Así
por ejemplo, hicieron varias acumulaciones importantes de piedra, para elevar
una superficie seca sobre el nivel del suelo original. Este por estar en la
parte baja de la pendiente recibía mucha agua y probablemente estaba
perpetuamente húmedo y lodoso. Los Bracamoros modificaron parcialmente el
espacio y establecieron casas sobre
las acumulaciones de piedra ubicadas en
la parte plana de la terraza. No se asentaron sobre la zona próxima al margen
del río, por ello este sector no fue alterado por sus actividades. En la
actualidad se encuentran los vestigios (sobre todo cerámica) de estos pueblos
los tardíos en toda la región y de manera particular en el yacimiento Santa
Ana- La Florida. Su organización social no les llevo a construir una aldea,
mira delimitar plazas o centros de reunión. Al parecer la ocupación fue
enteramente doméstica y muy probablemente el terreno se utilizó para labores
agrícolas. Es probable que las acumulaciones se hayan dado originalmente con el
fin de despejar el área donde los Bracamoros realizaban sus cultivos. Este pueblo
habito la comarca del yacimiento hasta bien entrado el siglo xx, parte de sus restos contemporáneos se conservan
todavía.
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